Cine La Margarita, nostalgia y resistencia 

*De la época de gloria del lugar aún se conservan 300 butacas color azul y un acervo de aproximadamente 400 películas; en ocasiones centros educativos se acercan para pedir proyecciones y así revivir sus días dorados

Jaime López

Puebla, Pue.- En las arterias de la unidad habitacional La Margarita, unas letras rojas causan alegría a la comunidad que ama el séptimo arte. Ver un anuncio de “Cine Gratis” en una zona alejada del primer cuadro de la ciudad resulta inusual y llamativo.

Fue en 1984 cuando el espacio abrió sus puertas, siguiendo la dinámica de los antiguos complejos fílmicos, esos que constaban de enormes salas gemelas con capacidad para albergar a 500 personas en cada una de ellas.

La proyección de sueños solo duró un par de años, luego que se dio a conocer que menores de edad acudían a escondidas a ver cintas clasificación XXX.

Tuvo que pasar más de una década para que un apasionado de la exhibición cinematográfica retomara las riendas del lugar y así compartir parte de su colección integrada principalmente por propuestas de corte familiar o infantil.

Se trata de Marcos Espinosa Bonilla, un ciudadano que, previo a su arribo a La Margarita, había abierto otras salas independientes en municipios como Atlixco y San Martín Texmelucan.

Durante un semestre, el cinéfilo intercaló la exhibición de propuestas ochenteras con títulos más contemporáneos. La idea era complacer a la mayoría de generaciones y sectores, con historias aptas para toda la familia.

Desafortunadamente, las luces emanadas a través de su proyector, que asemejaban luciérnagas brillando en la oscuridad, solo tuvieron un breve periodo de auge, de apenas seis meses, pues conflictos vecinales y jurídicos llevaron a reducir las actividades en el espacio.

Según platicó Espinosa Bonilla, los problemas sindicales de los cinematografistas lo llevaron a solo tener funciones los fines de semana, de vienes a domingo.

Recorriendo el sitio y dando un vistazo a fotografías de antaño, uno puede apreciar la vieja vitrina en donde se ofrecían los snacks o dulces para las proyecciones, mismos que hacían más disfrutable la estancia.

Otro tipo de circunstancias provocó que los cinemas de La Margarita fueran reducidos a una sola sala, terminando poco a poco con la exhibición fílmica.

En la actualidad, algunas instituciones educativas o centros escolares lo suelen solicitar para disfrutar algunas películas. Es en esos instantes cuando se vuelven activar los sueños de las audiencias, aquellas que desean olvidarse por un rato de su cotidianidad.

De la época de gloria del lugar aún se conservan 300 butacas color azul, que invitan a las caderas a revivir esas mágicas tardes de proyección, en las que los espectadores viajaban a otras realidades.

También permanece un acervo de aproximadamente 400 películas, entre las que sobresale “CJ7”, una producción china que cuenta la historia de un padre viudo, de bajos recursos económicos, que trata de darle una buena vida a su hijo, aunque no tiene dinero para comprarle un juguete decente.

Por azares del destino, el protagonista encuentra en el basurero un ente misterioso de origen alienígena, que decide regalarle a su vástago. Se trata de una criatura extraña y única, que provocará una metamorfosis en ellos.

Quizá así se puede clasificar al cine La Margarita, hoy usado por un grupo religioso los domingos: un ente raro, que ha mutado conforme el paso del tiempo, pero que sigue siendo un referente en una de las unidades habitacionales más grandes de Puebla.

Ojalá que pronto alguien impulse su renacimiento total, ya que no solo produciría una derrama económica para los vecinos de la zona conocida como “La Mago”, sino que también sería otra opción cultural y de ocio para las clases media y popular de la Angelópolis.

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